El Choro Angelmo


Otra copa pedía Angelmo, gritándole al mozo que se encontraba detrás del mostrador, ¡una por mi Marta! y otra por el Chelo. siempre, lo hacía, cada vez que estaba ebrio, siempre cuando se acordaba  su adorada, la que él quiso siempre, incluso cuando se fue. Tarde fue su sorpresa cuando al llegar de su viaje por la carce, ella ya no estaba. Cómo iba a encontrase si ella se había marchado hace varias semanas. Su cama , aún desordenada, olía a vino barato y a colonia inglesa. Mujer de ciudad, con su sentido muy agudo para los negocios, para la cocina, buena familia, ella. Siempre o casi siempre fue una buena compañera, lo esperaba con comida caliente y él, mientras tanto bebía con sus amigotes en la taberna. Sabía mentir, sabía engatuzar, sabía todos los trucos del cacho, la brisca y el monte. Bebía ron del barato, del quince de la vieja escuela, el choro Bustamente, su compinche, su yunta, el cholo Ernesto y la negra María, su piño. Mientras Marta, su mujer, calentaba los porotos de dos días atrás esperándolo para cenar. Ella lo quería, se arreglaba un poquito, se ponía bonita pa esperarlo, los cabro chicos se habían dormido, y ella en pelotita sobre la cama, el choro Angelmo, nunca llegaba. Un día en cana, la 21, la 20, la Renca, la de los Alamos y la Capitán Yabar, pedrito montt pos choro. Puros chichas, papitos corazón y quién sabe más. Ya no aguantaba la Marta y a la negra María, le ponía los puntos. Un día semiencañao agarró a golpes a su mujer, la lanzó lejos y la dejo toda coloreada, si hasta sangre le saco. Él no se acuerda, había tenido atados en la noche y se habría abalanzado sobre cuatro tipos con la quisca abierta se piteó dos giles del Castillo, se lo querían puro pitear al otro día. Siempre se salvaba, sin embargo era su mujer la que seguía recibiendo los golpes del choro Angelmo.

Un día ella, llegando de la feria, le ayudaron con la bolsa, el Ricardo, el hombre del pescado. 
- ¡Señora Marta! Oiga! ¿Le ayudo con la bolsas? Marta, que no era tonta y no quería atados con su marido, le respodió; Hola mijo, no se preocupe si estoy cerquita de la casa! - Venga pos ñora, yo le ayudo. ¡Usted es muy bonita y anda tan solita! Así se fueron, entre ayuda y ayuda para la casa de la Marta. 
¡Muchas Gracias Ricardito! - de que le respondió él. La quedo mirando brevemente y zas, se avanlanzo sobre la ñora, ella, ya sabía hace rato que el cabro quería lo suyo y le dieron waraca.
Una y otra vez, los Domingos, los Sábados y el Viernes Chico, casi todos los días. Mientras tanto, el choro Angelmo andaba con las gatas mojás de Mapocho. Poco le duró, los ratis llegaron y los tomaron con merca, maracas y dos fierros, las yayas eran varias y los delitos se mostraron sobre la mesa. Tres años le dieron a mi tio, juerte, lo suyo. La negra salió jabona de la pesquisa. al Bustamante se lo pitearon adentro, tenía causas y sapeo, la hicieron corta con el hombre. Solamente el Ernesto quedo a su lado, eran reamigos y la Marta nunca llegó.

En la peni, los monreros son giles les decía, y los violetas están rotos, el Angelmo era vivo así que pudo lograr aguantar lo que pudo.  Trés años y un día, le dieron , agustiado, solo y por sobre todo con una apariencia demacrada salió el choro Angelmo de la cana. Los del Castillo, ya habían cobrado con el Ernesto en la cana, más no tocaron al Angelmo. Llegó a su casa de madrugada y dicen que los perros ahullaron cuando paso por la población Santiago, entró como pudo, pero la sorpresa fue grande cuando su mujer, ya no estaba. Sus lagrimas recorrieron su cara y sus gritos clamaban por compañia, por porotos, por abrazos, por un saludo. Nadie salió ese día, más pasaron varios para que el Angelmo pudiera abandonar su nicho. Las puertas de la casa, se desprendián hasta llegar al piso, dos o tres perros había en el patio que pasaban por un boquete del porte de un carretón de mano. Poco a poco el Angelmo volvió a la bebida, se juntaba en las tinajas, las naciones, lo conocían en las Malvinas y dormía a ratos en cinco de Abril con las Rejas. Pronto llegó el invierno, la primavera y los meses pasaron hasta que Angelmo hoy les puede gritar desde un boliche con una caña a medias;
¡Ya pos weon! ¡Ya pos mozo! una por la Marta,  mientras botaba la mesa, otra por el Chelo, mientras escupía el piso, una por la negra, mientras eructaba y caia al suelo  y otra por Diosito que esta en el cielo.
Son puros giles, balbuceaba borracho, mientras su cuerpo tambaleaba, son puros giles...




Dedicado al choro "Albertico" que murio en las Malvinas.






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