Confesión - Poema de Charles Baudelaire

Una vez, una sola mujer dulce y amable,
en mi brazo vuestro pulido
se apoyó (Sobre el fondo tenenbroso de mi alma,
ese recuerdo no ha palidecido).

Era tarde; lo mismo que una medalla nueva
la luna llena se exibía,
y la solemnidad nocturna como un río
sobre el dormido París corría.

Los gatos, por debajo de las puertas cocheras
se deslizaban furtivamente,
el oído en acecho, o bien, cual sombras caras,
nos acompañaban lentamente.

Y de súbito en medio de la intimidad libre
que a la pálida luz se abría,
de vos, rico y sonoro instrumento en que vibra
sólo la rabiosa alegría,

de vos, clara y gozosa tal como una fanfarria
en la mañana chispeante,
una nota quejosa, una nota perdida,
se escapó toda vacilante.

Como un hijo, enfermiso, inmundo, oscuro, horrible,
que a su familia deshonraría,
¡y al que por largo tiempo, para ocultarlo al mundo,
en una cueva escondería!

Cantaba, pobrecita, vuestra nota discorde:
"Que aquí abajo todo es lo mismo,
y siempre, por cuidados que sean sus disfraces,
se advierte el humano egoísmo.

Que es un oficio duro el de mujer hermosa,
y que es el trabajo banal,
de la fría y loca bailarina que desfallece
en su sonrisa maquinal.

Que fiar de corazones es una tontería;
que todo miente, amor y beldad,
hasta que va el Olvido a echarlos en su cesta,
y los vuelve a la eternidad."

Yo he evocado a menudo esa luna hechizada,
ese silencio y esa emoción,
y aquella confidencia horrible susurrada
en el confesionario del corazón.

CHARLES BAUDELAIRE - SPLEEN E IDEAL
LAS FLORES DEL MAL


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